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Anna y su Cerebro despertaron con ganas de comerse el mundo a pedazos una ma帽ana m谩s de viernes. Por primera vez en meses parec铆an estar en sincron铆a una con el otro, como en esos casos en que la cabeza y el coraz贸n andan de la mano y no hay cabida para los conflictos. Anna sigue la rutina del d铆a con expectaci贸n, lista para el momento en que un cambio de ropas y un perfume distinto, le traigan el esp铆ritu festivo con que llegan al fin de semana aquellos que han amasado y cocido el pan por cinco d铆as. Anna tiene veinte y ama la diversi贸n de maneras imaginables solo para quienes nacieron en un d铆a de primavera, pero terminaron amando el oto帽o. Le apasionan las formas m谩s insanas de vivir. Esas que jam谩s ser铆amos capaces de suponer detr谩s de un rostro desprovisto de las marcas que deja la tristeza, inexorable al paso del tiempo y bello. Tiene la misma cantidad de tendencias suicidas que asesinas, ama tanto un sexo como el otro, venera la vida solo al buscar acercarse a...