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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

饾檵饾櫀́饾櫉饾櫀饾櫑饾櫎 饾櫍饾櫄饾櫆饾櫑饾櫎

  Solo es mi imaginaci贸n. Repet铆a una y otra vez despu茅s de despertar de otra pesadilla en medio de bombas y sirenas, sudando de tanto fr铆o, con una enfermedad que ning煤n m茅dico sab铆a diagnosticar y que un espiritista hab铆a asegurado poder curar con agua. Los d铆as se hab铆an acortado a dos parpadeos. Anochec铆a al minuto de haber despertado sin ser capaz de explicar en qu茅 hab铆a invertido las doce horas de luz que promet铆a la rotaci贸n de la tierra. Sumergida en un mundo imaginario: de mariposas y dragones que revoloteaban durante el d铆a y de tragedias y muerte en la noche.    Era culpa del tiempo tanta sangre derramada a sus pies, lo era tambi茅n, los cuerpos desmembrados de los que fueron alcanzados por la munici贸n de nuestros enemigos. Desconocidos para quien jam谩s ha dado un paso fuera de una comunidad rural, aislada del mundo, donde nadie llega ni se va. Muchos pusieron en tela de juicio su cordura y constituy贸 motivo de debate por a帽os, cuando la 煤nica diversi贸n del lug...

饾樋饾櫄饾櫒饾櫕饾櫀饾櫑饾櫈́饾櫎饾櫒

  Vidas que comienzan y acaban. Cambios, para los que no estamos listos en ninguna ocasi贸n  cuando se trata de nuestros seres amados. Nacemos rodeados de dos o tres generaciones que desaparecen con el paso del tiempo y vamos llenando el vac铆o con otros que se incorporan al viaje: nacidos en el seno mismo de la familia o adquiridos al tomar senderos distintos al de nuestros padres.  Tan ef铆mera es la vida, tan fr谩gil y voluble como el incierto caudal del manantial que se abre paso entre la maleza. Un d铆a de la nada despertamos viejos y cansados, arrepentidos de todo lo que no hicimos cuando se pod铆a o de las excusas que nos inventamos para no tener lo que estuvo al alcance de un s铆.  La vida nunca acabar谩 para aquellos que esperan los amaneceres con la certeza de que sus sue帽os no son utop铆as. Los que renunciaron a so帽ar jam谩s conocer谩n el sabor de la vida, porque de nada valen los a帽os vividos cuando el alma existe como ra铆z seca y agarrotada dentro de nosotros....

饾檲饾櫈 饾櫅饾櫄́

  Una p谩gina en blanco. Un horizonte de nubes negras. La punta del l谩piz que se quiebra al ser apoyada en el papel. El sonido siniestro del primer rayo antes de iniciar la tormenta. Se帽ales provenientes del mundo invisible al que algunos nombran “el m谩s all谩” y que se ven reflejadas a menudo en la materia que nos rodea, como un eco de esa primera voz que aclam贸 la intervenci贸n divina.    Cada suceso material de relevante importancia guarda un fundamento espiritual, que de manera natural ha sido elegido antes de nacer. Cada causa arrastra un efecto, a veces temporal, otras irreversible.    Son los juicios el m谩s innato de los rasgos otorgados a nuestra especie. Abrimos los ojos cada ma帽ana y aunque lo ignoramos, nos sentimos encadenados a la misma monta帽a, como Prometeo. Juzgamos antes de pensar. Juzgamos desde antes de nacer. Juzgamos todo y a todos. Juzgamos por juzgar, porque es m谩s sencillo construir juicios nuevos que atiendan a nuestras creencias, que mirar...

饾檴饾櫑饾櫀饾櫂饾櫈饾櫎́饾櫍

  Querido Dios:    He sobrevivido a otro d铆a en este planeta de idas y venidas llamado La Tierra. Somos los humanos tu mal necesario, como llega a ser la lluvia para quienes carecen de techo bajo el cual guarecerse.   Bendice nuestras imperfecciones y perm铆tenos juzgar m谩s all谩 de nuestros propios pensamientos, pues de la misma intolerancia aprendida en el seno del hogar, m谩s tarde se desatan devastadoras guerras.    Llegue a T铆 mi m谩s profundo arrepentimiento sobre el libre albedr铆o otorgado, porque para ser usado en beneficio del mal, preferible ser铆a el abstenernos de gozar de tal derecho.    脕manos como hasta ahora, sin atender a nuestras faltas.    Perm铆tenos ir y regresar a t铆. Esa ser谩 la 煤nica garant铆a del m谩s sincero “am茅n” cuando se hallan sellado nuestros labios.

饾檵饾櫀饾櫈́饾櫒 饾櫃饾櫄 饾櫍饾櫀饾櫃饾櫈饾櫄

  La taza de t茅 humeante que se enfr铆a en el marco de la ventana.  Los muebles ra铆dos por el uso de otros tiempos, de cuando la casa se llenaba de gente, de cuando entraban y sal铆an los vaqueros arreando el ganado a los pastizales.  Alonso, que vend铆a monedas de colecci贸n y visitaba la casa cada mi茅rcoles.  Los p谩jaros en las copas de los 谩rboles que fueron derribados por la tormenta.    Pueblo de nadie. De sombras de anta帽o que daban vida a los objetos inanimados, ahora in煤tiles, como todo lo material cuando no tiene la mano del hombre para apreciarlo.  Felicidad ilusoria que se resist铆a al cambio, a esa realidad de un lecho vac铆o, a la promesa de un amanecer que nunca termin贸 de llegar.  Escaleras que cruj铆an cuando soplaba el viento, no as铆 con sus pasos, no m谩s.    La danza de los muertos que sobrevivieron a tantas epidemias se escuchaba m谩s all谩 del r铆o. La mayor铆a esper贸 la muerte en un balance anclado en el porche de su casa, sin ...