饾檵饾櫀́饾櫉饾櫀饾櫑饾櫎 饾櫍饾櫄饾櫆饾櫑饾櫎

 


Solo es mi imaginaci贸n. Repet铆a una y otra vez despu茅s de despertar de otra pesadilla en medio de bombas y sirenas, sudando de tanto fr铆o, con una enfermedad que ning煤n m茅dico sab铆a diagnosticar y que un espiritista hab铆a asegurado poder curar con agua. Los d铆as se hab铆an acortado a dos parpadeos. Anochec铆a al minuto de haber despertado sin ser capaz de explicar en qu茅 hab铆a invertido las doce horas de luz que promet铆a la rotaci贸n de la tierra. Sumergida en un mundo imaginario: de mariposas y dragones que revoloteaban durante el d铆a y de tragedias y muerte en la noche. 

 

Era culpa del tiempo tanta sangre derramada a sus pies, lo era tambi茅n, los cuerpos desmembrados de los que fueron alcanzados por la munici贸n de nuestros enemigos. Desconocidos para quien jam谩s ha dado un paso fuera de una comunidad rural, aislada del mundo, donde nadie llega ni se va. Muchos pusieron en tela de juicio su cordura y constituy贸 motivo de debate por a帽os, cuando la 煤nica diversi贸n del lugar era entrevistarla para saber cu谩l, de sus m煤ltiples pesadillas relacionadas con el fin del mundo, iba a aparecer en las noticias del mediod铆a. Adquiri贸 la fama de gur煤 y la gente comenz贸 a visitar la casa preguntando trivialidades como: d贸nde se escond铆a Vito, que le deb铆a casi un mill贸n de pesos al banquero o hacia donde hab铆a escapado Lalia con los fondos del gobierno municipal. Jam谩s supo qu茅 responder. Eran conflictos de poca relevancia, seg煤n su abuela, y as铆, uno a uno eran despachados, alegando que sus dones no hab铆an sido conferidos para atender asuntos materiales. 

 

Una noche se oyeron explosiones en las cercan铆as y los hombres del pueblo salieron en expedici贸n. No hab铆a m谩s que hacer en aquel sitio rec贸ndito, que salir en busca de lo que estaba destinado a pasar. Afuera el universo segu铆a su curso en lo que nosotros envejec铆amos cada d铆a, sin m谩s cambios que una nueva arruga en el entrecejo o una u帽a levantada de un tropez贸n. 

 

Las columnas de humo se elevaban buscando fundirse con las nubes que opacaban el cielo nocturno. Ya de cerca pudieron divisar un tanque que ard铆a en llamas. Dijeron que hab铆a cinco cuerpos calcinados en el interior, entre ellos el de un ni帽o o un enano, por la estatura. Envueltos en la locura del hallazgo, se las ingeniaron para apaciguar el fuego y empujarlo a la entrada del caser铆o. Cien hombres no fueron suficientes para moverlo. Era una mole de hierro que no hab铆amos visto m谩s que a trav茅s de la televisi贸n en blanco y negro de la casa del cura. Pronto todo el pueblo se moviliz贸 y ataron con cuerdas a aquel gigante de metal. 

 

El cielo se oscureci贸 sobre nuestras cabezas y una nube de ruidosos p谩jaros negros opacaron nuestros gritos con aleteos mortales. Hasta el m谩s valiente de los hombres se alej贸 a la carrera del lugar, arrepentido de sus pecados y clamando por la intervenci贸n de la Sant铆sima Trinidad. Y as铆, en uno de esos parpadeos que sol铆an nublar su conciencia por esos d铆as, la sirena comenz贸 a sonar otra vez y una pesadilla detr谩s de otra se volvi贸 realidad. 

Comentarios

Entradas m谩s populares de este blog

饾檱饾櫀饾櫁饾櫄饾櫑饾櫈饾櫍饾櫓饾櫎

饾樋饾櫄饾櫒饾櫄饾櫍饾櫂饾櫀饾櫑饾櫍饾櫀饾櫃饾櫎

饾檵饾櫀́饾櫉饾櫀饾櫑饾櫎 饾櫍饾櫄饾櫆饾櫑饾櫎 (2)