𝙊𝙧𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣
Querido Dios:
He sobrevivido a otro día en este planeta de idas y venidas llamado La Tierra. Somos los humanos tu mal necesario, como llega a ser la lluvia para quienes carecen de techo bajo el cual guarecerse.
Bendice nuestras imperfecciones y permítenos juzgar más allá de nuestros propios pensamientos, pues de la misma intolerancia aprendida en el seno del hogar, más tarde se desatan devastadoras guerras.
Llegue a Tí mi más profundo arrepentimiento sobre el libre albedrío otorgado, porque para ser usado en beneficio del mal, preferible sería el abstenernos de gozar de tal derecho.
Ámanos como hasta ahora, sin atender a nuestras faltas.
Permítenos ir y regresar a tí. Esa será la única garantía del más sincero “amén” cuando se hallan sellado nuestros labios.
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