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El c贸mo reaccionamos ante las dificultades u obst谩culos que surgen a cada paso que damos es la clave de todo. Es bien conocido el dicho de que las desgracias vienen de tres en tres y me atrevo a decir que es una realidad mutable, como todo lo que es energ铆a y se encuentra en constante cambio. Sentimientos c贸mo la ira, la tristeza o la frustraci贸n bajan las vibraciones de manera tan radical que el universo interpreta esta se帽al como un canal abierto que pide recibir situaciones o acontecimientos similares. Una revoluci贸n energ茅tica interna a trav茅s de la transmutaci贸n de esa energ铆a negativa cambiar铆a de forma radical no solo nuestro estado de 谩nimo, sino tambi茅n la manera en que percibimos aquello que nos rodea y todo lo que viene a continuaci贸n. 


Una persona iracunda ir谩 por la vida encontrando personas con las mismas vibraciones para entablar peleas, no solo se ver谩 tentado a responder ante supuestas agresiones, sino que incluso ser谩 capaz de crear otras por s铆 mismo para que los dem谩s reaccionen a ellas. Buscar谩 nutrir ese cuerpo en formaci贸n con m谩s de lo que est谩 sintiendo, hasta volverlo un monstruo gigante que tome control de su vida.

El primer paso es apenas un pensamiento. Comienza con la determinaci贸n de convertirnos en un observador de nosotros mismos y de la realidad que estamos viviendo, ya sea desde la ira, el dolor, la tristeza o la frustraci贸n. Reconocer que es un estado de 谩nimo condicionado por un hecho externo, que nosotros mismos no somos ese sentimiento y que por tanto es transitorio y depende de nosotros el alimentarlo o dejarlo morir, es la 煤nica manera de seguir. Ser谩 la certeza de saber que todo lo que es energ铆a puede ser alterado a voluntad con el solo deseo de hacerlo. Se sentir谩 como un juego para enga帽ar a la mente, algo c贸mo estar hundido hasta el cuello, pero tranquilo. Es aceptar todo lo que no puede ser cambiado y ceder ante ello sin resistencia, aunque sin dejar de buscar alternativas m谩s adelante con actitud positiva, pero a la vez sin luchar. 

 

La circunstancias ser谩n las mismas, solo cambiar谩 nuestra percepci贸n de ella y la manera en que reaccionaremos a los cambios e imprevistos. En psicolog铆a hay algo parecido a lo que llaman car谩cter flem谩tico o car谩cter sangu铆neo: uno es cuando suceden eventos para los que no est谩bamos preparados y nos quedamos nadando en un agua turbia sin tomar acci贸n, por ejemplo, pasa de largo el bus donde se supon铆a que deb铆amos viajar y como est谩bamos dos minutos tarde se ha ido. Nos quedamos amargados maldiciendo a la mala suerte de esa ma帽ana y de inmediato nuestra mente comienza a alimentar ese sentimiento con m谩s escenarios y di谩logos de lo que vendr谩 despu茅s.

Una pelea al llegar al lugar por la tardanza, la ropa ajada porque el siguiente bus podr铆a venir lleno y as铆 un sin fin de cat谩strofes creadas por nosotros mismos en un di谩logo de que dir茅 y qu茅 me responder谩n. O por el contrario, agradecer el haber perdido el viaje para poder caminar hasta la siguiente parada, hacer una llamada para informar del imprevisto y observar de manera risue帽a c贸mo la mente se esmera por hundirnos en un di谩logo en el cual los que ya hemos jugado este juego no queremos participar. 


Tengo derecho a sentir todas esas emociones, no estoy hablando de negaci贸n, o de que el dolor y la tristeza no sean reales. Se trata de no entrar en el juego de la mente convirti茅ndome en un observador de esta y de todo lo que es capaz de crear cuando estamos en ese estado. Las adversidades son solo la primera erupci贸n que podr铆a o no desatar el tsunami.

Parec铆a un sinsentido hasta que decid铆 intentarlo y descubr铆 que funciona

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