𝙍𝙚𝙫𝙚𝙡𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙮𝙤
El primer síntoma fue quizás un sentimiento sin forma, aflorado desde algún lugar de la inconsciencia al que no tenía acceso. Opino que de uno de los tantos laberintos que crea la mente cuando no se tiene control sobre los pensamientos. Era más bien una inconformidad constante hacia ciertas cosas, que no pude comprender hasta que en un destello de lucidez logré formular una oración. “Esta persona me está robando el tiempo”. Al principio lo creía loco, porque no alcanza una vida para conocerse a sí mismo y porque las revelaciones llegan en un inicio sin certeza para quien duda de todo, pero más que nada de sí mismo.
Me las ingenié para ignorarlo mientras pude y seguí con el resto de las rutinas que conformaban mis días. El repentino descubrimiento de que había tanto que asociar a esta misma idea era desgastante. Fue entonces cuando se volvió real. Los hechos cobraron sentido y nunca antes estuve más consciente del presente, que en el momento en que tomé la decisión de apartar todo aquello que parecía interferir de alguna forma, en un viaje no planeado hacia algún lugar.
Agradecida por tal revelación acuné aquella idea como a un recién nacido de mis entrañas y me dediqué a alimentarla con pensamientos conscientes que la fueron fortaleciendo. Me sentía alerta casi en todo momento, como si hubiera adquirido un medidor que había comenzado a funcionar en tiempo real. Ya no necesitaba de dos o tres palabras extra para saber que quería abandonar una tarea antes de haberla comenzado siquiera.
Intervino el Yo inferior como era de esperarse, con acotaciones propias de quien necesita el conflicto como combustible. Una guerra sin fin entre dos partes que comienzan a odiarse apenas una se vuelve consciente de la otra. Agotada de tanta lucha decidí fluir sin ataduras ni juicios, sin dar tiempo a que mi enemigo interno formulara discursos injustificados, ni más diálogo. Soy hoy instinto puro, un lugar en el que la mente no tiene permitido intervenir, porque solo desde ahí es posible obedecer a mi verdadero yo.
Comentarios
Publicar un comentario