饾檺́饾櫋饾櫓饾櫈饾櫌饾櫀 饾櫋饾櫋饾櫀饾櫌饾櫀饾櫃饾櫀
Los escalofriantes aullidos que se desvanecen en lejanos ecos, las capas de nieve en el rostro volviendo el aliento imperceptible, la inmensidad reflejada en las pupilas opacas de los que mueren sin siquiera saber. Sue帽an con la calidez de una mujer que podr铆a ser su madre, con un repentino olor a caf茅 reci茅n colado, con unas manos que les peinan el cabello hecho escarcha. Un 谩ngel que retrata el panorama desde arriba no deber铆a intervenir en el destino que los hombres han elegido para s铆 mismos, m谩s no puede evitar sentir pena por aquel que nada eligi贸, pero que termina enredado en una expedici贸n de elecciones erradas. Lanza una bola de fuego a los arbustos cercanos y en medio de la oscuridad una hoguera de esperanza comienza a arder.
Es la rama que se quiebra sosteniendo el lazo de un ahorcado a quien aun no le ha llegado el momento de partir. Es el freno de emergencia que se activa sin dar tiempo al maquinista a cometer la peor de las imprudencias debido a los nervios. Es la madre que empuja con violencia el cuerpo de su hija cuando otro coche sin frenos las impacta. Es esa mano que llega a socorrernos cuando el pantano abre sus fauces, dispuesto a tragarnos. Es la palabra de consuelo para el suicida que entra por error en la casa de Dios y sale con la promesa de esperar un d铆a m谩s. Es, sin dudas, la segunda llamada a entrar en el camino que conduce a la redenci贸n.
Comentarios
Publicar un comentario